El pasado 21 de enero, el diácono Miguel Lázaro Sánchez, natural de Huércal-Overa y actualmente en misión en Brumath (Francia), fue invitado a dar una conferencia espiritual sobre el Cura Valera en la parroquia de Santa María de Gracia de Cartagena.
Con ocasión del Año Santo Sacerdotal, dicha parroquia viene organizando todos los jueves del año unos encuentros espirituales en torno a figuras relevantes del sacerdocio cartagenero.
En esta ocasión, el invitado realizó una semblanza histórica y espiritual de nuestro Cura Valera quien desempeñó el curato de Cartagena, como ecónomo durante los años 1864 al 1868.
El exponente acabó su conferencia con estas palabras:
Pero, si alguien ha conocido bien y apreciado a Don Salvador, éste fue el obispo entonces de Cartagena, Don Mariano Barrio quien, quedado prendado del joven párroco cuando lo conoció, dijo de él durante unas ordenaciones sacerdotales:
“Solo os pido que os miréis en el espejo que tengo en Huércal-Overa, en el cura D. Salvador Valera Parra, en cuyo espejo se mira también vuestro obispo”.
Quizás ésta sea su mejor descripción: Don Salvador es el espejo en el que poder mirarnos los cristianos para poder recuperar nuestra propia imagen adornada de las virtudes de santidad que Dios permitió en Don Salvador. Al mirarnos en él nos vemos a nosotros mismos, nuestros límites, nuestra incapacidad de amar, nuestra debilidad…
Pero el espejo del Cura Valera nos devuelve una imagen sencilla, sin distorsionar, de nosotros mismos. Pareciera que nos quisiese proponer aquella regla de santidad que configuró su obrar como cristiano y como sacerdote: Eres pecador, y lo sabes, pero acepta no mirar tus heridas y mirar sólo las heridas de tu Señor, para descubrir en ellas la gloria de la Cruz, para descubrir en ellas la victoria de la Vida sobre la muerte.
Quizás, en esta sencilla aceptación de si mismo, en este anonadamiento que se vacía de si mismo para que sólo Dios sea, radica la fuerza del mensaje evangélico del Cura Valera.
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